Competencia desleal: ¿En qué consiste este delito?
Si tienes un negocio seguro que te preocupa la competencia desleal, ya que es un delito que puede afectar gravemente a cualquier negocio.
Y es que, en un entorno empresarial cada vez más competitivo como en el que vivimos, es normal que las empresas busquen destacar frente a la competencia, pero no todo está permitido. Hay límites legales y éticos que no deben cruzarse. Y ahí es donde entran prácticas de competencia desleal, esas prácticas que buscan perjudicar a los competidores y distorsionar el mercado.
En este artículo queremos ayudarte a identificar estas prácticas deshonestas y darte algunos consejos prácticos sobre cómo actuar si te enfrentas a esta situación.
Contenido
¿Qué es la competencia desleal?
La competencia desleal es un conjunto de prácticas empresariales que, aunque puedan parecer legítimas en un primer vistazo, en realidad buscan perjudicar a competidores mediante el uso de tácticas engañosas, fraudulentas o ilegales.
El objetivo de estas prácticas es obtener una ventaja en el mercado y no solo dañan a otras empresas, sino que también pueden afectar a los consumidores, al introducir distorsiones en el funcionamiento normal del mercado.
A grandes rasgos, la competencia desleal crea un terreno de juego desigual, donde algunas empresas intentan ganar ventaja sobre sus rivales sin respetar las normas éticas y legales del comercio.
¿Qué se considera competencia desleal?
Existen diferentes tipos de acciones que pueden ser consideradas competencia desleal, cada una con sus propias características. A continuación te hablamos de las más frecuentes:
Actos de confusión
Cuando una empresa copia elementos distintivos (nombre, logotipo, envases, diseño web…) de otra para generar confusión entre los consumidores y hacerles creer que están comprando un producto o servicio de la competencia.
Actos de engaño
Consisten en transmitir información falsa o ambigua sobre uno mismo o sobre un competidor, con el fin de inducir a error al consumidor y obtener una ventaja competitiva.
Por ejemplo, anunciar características que no tiene un producto o exagerar ventajas respecto a los competidores.
Omisiones engañosas
También se considera desleal no dar la información necesaria o relevante al consumidor, si con ello se le induce a tomar una decisión que no hubiera tomado de estar correctamente informado.
Prácticas agresivas
Cuando se presiona o coacciona al consumidor para forzarle a comprar, o se limita su libertad de elección mediante prácticas intrusivas.
Violación de secretos empresariales
Acceder o utilizar información confidencial de una empresa competidora sin autorización (por ejemplo, una base de datos de clientes, procesos internos, estrategias comerciales…) supone una infracción grave.
Si además esa información se ha obtenido a través de un trabajador desleal, podríamos estar ante un delito penal.
Actos de denigración
Difundir informaciones falsas o inexactas sobre otra empresa con el objetivo de dañar su reputación. Por ejemplo: publicar críticas falsas, sembrar dudas sobre la legalidad de sus prácticas o sobre la calidad de sus productos.
Actos de imitación desleal
Copiar un producto o servicio que ya está en el mercado no siempre es ilegal. Pero si con ello se genera confusión o se aprovecha indebidamente de la reputación ajena, puede considerarse desleal.
Inducción a la infracción contractual
Animar a empleados, distribuidores o proveedores de otra empresa a incumplir sus contratos, especialmente si hay cláusulas de exclusividad o confidencialidad.
¿Toda la competencia desleal es un delito?
No siempre. La competencia desleal, en la mayoría de los casos, no se considera un delito penal, sino un ilícito civil o mercantil. Esto significa que se tramita ante los juzgados de lo mercantil, y su objetivo es restituir los daños causados y frenar la conducta ilícita, no imponer penas de prisión.
Ahora bien, algunas conductas asociadas a la competencia desleal sí pueden tener consecuencias penales, especialmente si van acompañadas de delitos como apropiación indebida, revelación de secretos empresariales, falsedad documental o estafa.
Por eso, es importante contar con asesoría legal desde el primer momento para valorar cada caso.
¿Qué puedo hacer si soy víctima de competencia desleal?
Ante una situación de competencia desleal, es importante actuar con rapidez, pero también con estrategia. Como hemos dicho, contar con asesoría legal especializada en derecho mercantil puede ser de gran ayuda, como es el caso de Bufete Amorós, con una amplia experiencia en casos de competencia desleal empresarial.
Gracias a ello, podrás valorar tu caso con rigor jurídico y diseñar la mejor respuesta legal.
Estas son algunas de las acciones legales que se pueden emprender:
- Demanda por competencia desleal: para solicitar el cese de la actividad ilícita, la retirada de productos del mercado o la rectificación pública de informaciones falsas.
- Indemnización por daños y perjuicios: si se ha producido un daño económico real, puede reclamarse su compensación.
- Medidas cautelares: en casos urgentes, es posible pedir al juzgado que paralice ciertas acciones mientras se resuelve el procedimiento.
- Acciones penales, si concurren delitos como revelación de secretos, apropiación indebida, falsificación, etc.
Además, es clave recopilar pruebas, como comunicaciones, capturas, documentos, testigos… Todo aquello que ayude a acreditar la conducta desleal será fundamental en el procedimiento.
Como ves, la competencia desleal es un problema serio que puede tener graves consecuencias para las empresas afectadas. Por eso, proteger tu negocio y sobre todo estar bien asesorado en esta materia es fundamental para frenar esas conductas, proteger tus intereses y reparar los daños.
Si crees que tu empresa está siendo víctima de competencia desleal o tienes dudas sobre si ciertas prácticas pueden ser ilegales, en Bufete Amorós pueden analizar tu caso en detalle y ayudarte a tomar las decisiones adecuadas.